La educación de la sociedad es fundamental a la hora de acabar con estos desmanes que no son desgraciadamente nuevos en la historia de la humanidad.
Recientemente se daba a conocer un impactante tráiler de una película documental que parece que se estrenará pronto y que se titula: It's a girl (Es una Niña, en español. Se puede ver en YouTube el siguiente video: It's a Girl! Documentary Film – Official Trailer (http://www.youtube.com/watch?v=ISme5-9orR0). En el mismo se denuncia la brutal y planificada eliminación de millones de niñas en el mundo por el mero hecho de serlo. Este avance, aunque no es el único ni el primero en denunciar esta horrible práctica, pone de manifiesto como en algunos lugares del mundo, particularmente en partes de la India, en China y otras zonas de Asia, es práctica común de muchas mujeres el interrumpir su embarazo en cuanto saben que el ser humano que llevan dentro es del género femenino. De hecho, parece que en la India han aparecido unas 20.000 clínicas llamadas de “ecografía” con ese letal fin. Incluso se dan casos de infanticidio. Muchas madres, particularmente en la India, proceden a asfixiar o a estrangular a sus niñas recién nacidas. Algunos padres huyen con la esperanza de salvar a sus hijas, pero otros sólo pueden llorar y lamentar a las hijas que les han sido arrebatadas. Y es que aberrantes costumbres culturales ancestrales e, incluso, la presión de algunas inhumanas políticas de control de la natalidad están llevando a muchas familias a situaciones sin aparente salida. Y no solo las familias sufren. Hay estados donde la desproporción en la población entre varones y hembras es tal que, además de grandes desequilibrios demográficos, la sociedad tiene que afrontar como consecuencia del mismo un aumento de la prostitución y del secuestro y tráfico de mujeres entre otros males. Si un genocidio, según se nos dice en este mismo tráiler, es la sistemática y metódica eliminación de un cierto grupo, esta cruel desaparición de niñas bien pudiera denominarse generocidio. Y es que la situación que denuncia It's a Girl es una sistemática y metódica eliminación de un cierto género. Generocidio sería, pues, un asesinato masivo género-selectivo. Parece que esta palabra fue usada por primera vez en 1985 por Mary Anne Warren en su libro Gendercide: The Implications of Sex Selection (Generocidio: Las implicaciones de la selección por sexo). Las Naciones Unidas calculan que habría unas 200 millones de niñas “desaparecidas” en nuestro mundo por causa de este horrible genocidio
Es necesario que nos informemos de la situación y divulguemos este terrible estado de cosas. Se sabe, por ejemplo, que el Gobierno Indio está luchando contra esta bárbara costumbre pero es necesario que sigamos alertando acerca de esta situación que se sigue dando en la India y en otros lugares del mundo. La educación de la sociedad es fundamental a la hora de acabar con estos desmanes que no son desgraciadamente nuevos en la historia de la humanidad. Así, la Biblia misma registra un generocidio, cuando el Faraón de Egipto mandó a las parteras de los hebreos que exterminaran a todos los recién nacidos varones (Libro de Éxodo 1). Al mismo tiempo, es la Biblia la que nos provee de los mejores recursos para hacer frente a esta forma de genocidio. Hay dos textos principales que se deben destacar. De entrada, el Libro de Génesis 1:26-27 dice: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Este texto es fundamental pues es la carta fundacional de la humanidad, el hecho de que varones y hembras llevamos, conjuntamente, la imagen de Dios. Esto implica igualdad de varones y hembras y complementariedad. Aspecto esencial de la imagen de Dios es el que lleva tanto el varón como la hembra y el uno para el otro. Toda violencia, vejación o discriminación hacia la mujer es solo fruto de nuestro propio pecado. La degradación de la mujer viola la voluntad de Dios para el ser humano, ya que es Dios mismo el que establece la igualdad del varón con la hembra. Esta revelación del corazón de Dios está a años luz de la visión de la mujer que tenían, por ejemplo, los griegos. Platón daba gracias por no haber nacido esclavo ni mujer. En el Timeo podemos leer la siguiente afirmación: “De los nacidos varones, aquellos que fueron cobardes y pasaron su vida en la injusticia, con toda probabilidad se transforman en mujeres en su segundo nacimiento”. Frente a esta distorsionada imagen de la mujer, Jesús señaló que fue Moisés el que defendió a la mujer contra los abusos de los que querían abandonarlas, promulgando una de las primeras legislaciones que defendían los derechos de la mujer frente a sus maridos (Libro de Deuteronomio 24:1-4 y Evangelio de Mateo 19:1-8). Pero es en la misma persona de Jesús donde encontramos la plena restauración de la dignidad de la mujer. Su comportamiento hacia la mujer está a años luz del de sus contemporáneos. Le vemos hablando con la mujer samaritana, algo que sorprendió, incluso a sus propios discípulos (Evangelio de Juan 4:27). Lo vemos salvando a María Magdalena de la presencia diabólica (Evangelio de Lucas 8:1-2), resucitando a la hijita de Jairo (Evangelio de Lucas 8:40-56) o la hijo de la viuda de Naín (Evangelio de Luca 7:11-17). Vemos a Jesús protegiendo a la mujer adúltera de la hipócrita ira de las turbas (Evangelio de Juan 8:1-11). Desde la cruz, Jesús se preocupó de su madre, encomendándola al cuidado de Juan, su discípulo amado (Evangelio de Juan 19:25-27). Resulta fascinante notar como el Jesús resucitado se aparece, en primer lugar, a mujeres (Evangelio de Mateo 28:1-10, Evangelio de Lucas 24:1-11 y Evangelio de Juan 20:12-18). Es curioso como Jesús determinó aparecerse primero a aquellas cuyo testimonio era tenido en nada en aquellos días. Finalmente es el apóstol Pablo el que nos proporciona la afirmación final sobre la igualdad del hombre y la mujer a los ojos de Dios cuando afirma que: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Epístola a los Gálatas 3:28). Y aunque esta afirmación nos parezca normal hoy en día en occidente, era revolucionaria entonces en aquella sociedad. Todo avance social en igualdad ha encontrado una buena parte de su base en esta frase.
Es verdad que muchos cristianos han manifestado actitudes machistas a lo largo de la historia pero sus posiciones no se encuentran respaldadas por la Biblia. Al hacerlo se alejaban de la Palabra de Dios y de Jesús, oscureciendo más que otra cosa el testimonio de la Escritura. Pero al mismo tiempo encontramos que, históricamente, donde la fe cristiana bíblica ha tenido peso o una cierta influencia en una sociedad, allí las condiciones de vida de la mujer han mejorado considerablemente. Un ejemplo clásico nos lo proporciona la abolición de la horrible práctica del sati en la India. Como recordarán los lectores de La Vuelta al Mundo en 80 días de Julio Verne, el sati era la pérfida práctica común en la India incluso en el siglo XIX, de quemar a la viuda en la pira funeraria de su difunto marido. Fueron los misioneros evangélicos en la India, como William Carey, los primeros en denunciar la práctica del sati. Su lucha fue enconada y larga, pero finalmente se impusieron, consiguiendo la abolición del sati en 1829. El mismo Gobierno de la India acabó dando las gracias a los misioneros evangélicos que le hicieron ver la necesidad de abolir tan aberrante aspecto de su cultura.
Desde entonces, mucho se ha conseguido en el mundo para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres. Pero, como pone de manifiesto It's a Girl, la lucha está lejos de haber concluido. La solución a largo plazo es que en esas culturas y países se reconozca la dignidad y valor de la mujer. Esto se puede y de hecho se está haciendo desde muy distintos ángulos y formas de pensar. Todos debemos concienciarnos de esta situación y buscar hacer algo con respecto a la misma. Pero la difusión y la enseñanza de la Biblia, al indicarnos cómo es realmente Dios, un Dios que no hace acepción de personas (Libro de Job 34:19) y que aborrece la discriminación, puede ayudar mucho, como ya lo ha demostrado la historia, en la erradicación de este vil comportamiento hacia las niñas.
Artículo escrito por José Moreno Berrocal y publicado originalmente en el periódico "El Semanal de La Mancha" el viernes 9 de marzo de 2012. Publicado con permiso.